El Gobierno atrapados en sus propias decisiones
Por Fernando Peña
El gobierno de Luis Abinader ha sido un fracaso; así tajante, está atrapado en el pasado y sus obsesiones anti DaniloPLD.
Se observa que el Gobierno del Cambio ha incrementado, sin tomar medidas para su control, el alto costo de la vida, los servicios deficientes y caros, delincuencia en aumento, corrupción que parece epidemia.
La transformación, el cambio que prometieron el Presidente de la República y su partido PRMA ha sido un fracaso, por lo que existe preocupación por el destino del país.
Al tal extremos que ha tenido que destituir a Roberto Fulcar y Lisando Macarrulla, dos hombres de mayor peso en la campaña del hoy presidente Luis Abinader, luego que sus gestiones fueron salpicadas por escándalos de corrupción, bandera fundamental de este gobierno y que se ve salpicada cada día por la misma.
Es que las decisiones del Primer Mandatario se basan en su voluntad y caprichos, y no en estudios, análisis o consensos.
No está gobernando en favor de los dominicanos, de grupos de la sociedad civil y empresarios.
A pesar de destituir funcionarios señalado por actos de corrupción por la dinámica, denuncia de las redes sociales, no lo investiga ni traduce a la justicia, quedando en la gente el que la corrupción ha alcanzado proporciones epidérmicas.
Por otro lado, el someter, señalar a individuos de apellidos y grupos económicos tradicionales en corrupción va creando desconfianza y hartazgo de los empresarios.
Es una situación difícil de recuperar la que atraviesa el Gobierno y el presidente Luis Abinader, porque va quedándose solo y con un debilitamiento del funcionamiento de la economía por el exceso de desconfianza gubernamental que sofoca el accionar de la empresa privada y de los propios funcionarios públicos.
Es como si la corrupción resulta de modo natural del proceso de desarrollo político y económico del país. Y su control sin planes, sin consenso nos lleva al caos y desorden.
No hay nada que justifique la corrupción, pero su combate debe ser con un plan, medios de control y básicamente un consenso y unidad para combatirla con las fuerzas vivas y partidos, lideres del país.
Y es que el problema de la corrupción no parece provenir de la falta de leyes sino de su escasa aplicación. Por ello destituir y no someter no es buena señal.
Agregado a todo eso desde el inicio de su administración, el gobierno de Luis Abinader se ha visto en la necesidad de “echar para atrás” disposiciones que han generado un gran revuelo en la población y dentro de su propio partido.
Hay un mar de improvisaciones…
Recuperarse le será difícil, mas no imposible al Gobierno del Cambio, las malas decisiones políticas, nos están conduciendo a calamidades y trastornos sociales.
Y si las principales fuerzas de oposición se unen, llámese PLD, FP, PRD y otros partidos, más difícil se le hará mantenerse en el poder a Luis Abinader y su PRM.